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Kaitlin

“Sigo donando cada seis semanas, porque sé que hay niños como mis hijos que dependen de las donaciones de sangre".

Es una probabilidad de uno en mil millones de tener dos hijos con cánceres genéticamente no relacionados, pero le ocurrió a nuestra familia. Sin las transfusiones de sangre, mis hijos no habrían sobrevivido.

Conmoción en el segundo cumpleaños

William prosperó en su primer año de vida, pero de repente perdió peso, tuvo un retroceso y se enfermó. Todos pensaban que sus síntomas se debían a su síndrome de Down, pero justo antes de cumplir dos años le diagnosticaron leucemia. Pasó tiempos muy difíciles y necesitó transfusiones de sangre constantemente durante sus muchas sesiones de quimioterapia. Fue la peor pesadilla de todo padre, pero finalmente lo declararon en remisión.

Aproximadamente un año después, mi otro hijo desarrolló un tumor cerebral maligno

Es una probabilidad de uno en mil millones de tener dos hijos con cánceres genéticamente no relacionados, pero sucedió. Mi hijo mayor, Jonathan, comenzó a tener síntomas físicos. Resultó que tenía un tumor cerebral maligno sangrante. Fue trasladado en avión al hospital para una cirugía de emergencia, y por un tiempo, no sabíamos si iba a sobrevivir. Necesitó muchos antibióticos y varias transfusiones de sangre para mantenerse vivo y sano. Después de la radiación de protones y dos años de quimioterapia, ahora está saludable y prosperando.

Dona sangre, no solo comida

Cuando supimos del cáncer de Jonathan, yo estaba embarazada y mi esposo estaba en servicio activo en Irak. Mucha gente nos llevaba comida, y nuestro congelador se llenó rápido con esa comida. Cada vez que alguien que estaba lejos me preguntaba qué más podía hacer, le decía: “Por favor, ve y dona sangre”.

Donar sangre es una tradición familiar

Durante muchas generaciones, donar sangre ha sido una de las cosas que mi familia ha hecho para apoyar a nuestra comunidad. La tradición de donar comenzó con mi bisabuela, quien donó galones de sangre a lo largo de varias décadas. Todas las mujeres de mi familia iban juntas a donar y luego iban a la peluquería a arreglarse el pelo. Todavía dono cada seis semanas, porque sé que hay niños como mis hijos que dependen de las donaciones de sangre.

Kaitlin on a balcony with her husband and three children

“Durante muchas generaciones, mi familia ha donado sangre para apoyar a nuestra comunidad”.

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